LIBRO: APUNTES HISTÓRICOS SOBRE LA CIUDAD DE MEDINA DE POMAR
Autor: JUAN GARCIA SAINZ DE BARANDA
Editorial: Tipografía de "El Monte Carmelo"
Año: 1917
Dos partes comprende esta historia: una que podemos llamar general y otra especial; la general estudia la historia de Medina de Pomar, en relación con la historia del territorio de las antiguas merindades de Castilla, y la especial es lo que constituye, por decirlo así, la historia peculiar y característica de Medina de Pomar.
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Monasterio de Tama, llamado también de HOZ DE FLAVIO. Al año siguiente, los mismos Abad y monjes que fundaron el Monasterio de Herrán, pasaron al Valle de Mena y en la Hoz de Flavio levantaron el Monasterio de San Martín de Tama. La escritura de fundación está hecha en la 7.a feria en 5 de las Nonas de Julio del año de la Era de 811 (773 deJ. C.) reinando el Conde D. Rodrigo en (Castilla,, y la firman el Abad Paulo y Juan Presbítero y Ñuño Clérigo,
Vigila Abad, Arizlo Abad, Teodorico Abad, y como testigos, Guillermo, Severo, Sarracino, Vlaquido, Eneco presbítero y Gomeno, Beato y Losidio, escribiendo la escritura Diego Presbítero; apareciendo en ella como consagrador de la iglesia el Obispo de Valpuesta Felmiro.
Se determina en mencionada escritura, que el Monasterio se edificó en la Hoz de Flavio cerca del Área Serea, en el lugar que se dice Lausa; se enumeran los bienes que los fundadores dejaron al monasterio, indicando haberse puesto allí sus apartamientos de fuentes, montes, sernas, viñas y siete molinos y cerca de la casa huertos; iglesia, salidas, entradas y dehesas; manifiestan que vinieron a fundarle, con todo lo que ganar pudieron, con 36 libros y cinco casullas de seda, dos cálices de plata, dos cruces de latón, dos incensarios, dos campanas, siete vasos de plata, cinco yugadas de bueyes, sesenta vacas, veinte caballos, doce mulos, dos asnos, ciento cincuenta ovejas, cincuenta corderos y otras muchas cosas para el servicio de la casa, incluso camas y gallinas, y por último, dicen en ella que incurren en la maldición de Dios y de los Santos, los que se atrevan a quebrantar esta fundación. El Conde D. Rodrigo, en unión de su esposa D.a Sancha y de Diego; y Sancho sus hijos y de sus hermanos Gonzalo y Sigerico, hicieron donación a este Monasterio y su Abad Munio, de varias heredades en Caboporrera y Aurilio. También en tiempos de este Conde, Xf. Rodrigo, hijo de Bermudo Alveníz y de D.s Gontroda hizo una donación de las heredades que paseían en Viloria.
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En relación a la fundación y primeros pasos del Monasterio de Oña, relaciona:
Y por último, para terminar esta relación que resultaría muy pesada, existieron también, los Monasterios de San Saturnino en Mena.-San Esteban en Valdivielso- San Miguel de Tamayo.-San Juan de Pancorbo, anexionados al de Oña, como hemos dicho; el de San Miguel de Ahedo, que fueron patronos del mismo, los del linaje de Salazar; el de Berrueza, cerca de Espinosa; el de San Martín de Elines, que se unió a] de Aguilar y otros muchos hoy desaparecidos.
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D. Qalindo de Salazar y a !D. Gastón de Salazar, caballeros navarros. Don Gastón tuvo dos hijos, uno llamado como su padre, que pobló a Tovar, en la Merindad de Castrojeriz, y ptro D. García, que fué a poblar junto a la peña de Amaya. Don Galindo, se quedó en Castilla y su hijo, Martín Galíndez de Salazar, se quedó en Salazar, he hizo en aquella tierra, siete casas fuertes, una en Tobalina, a la que llamaron Quintana de Martín Galíndez; fué además Señor de Torres y Tamayo
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vienen los de los linajes de Rodesbo, Rosales, Ribamartin, Pedrosa y otros de Tobalina. Gonzalo García se unió a María Alonso de Tamayo y nació entre otros de esta unión
Alvar González, que casó en Quintana, siendo su hijo mayor Gonzalo García, que es el tronco de que proceden los de Quintana.
En Castilla la Vieja, además de las familias poderosas
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GÓMEZ DE ESTERMIANA O EXTERMIÑANA
Algunos dicen se llamaba García y fué natural de esta Ciudad y debió vivir en la primera mitad del siglo XVI. Nada se sabe acerca de su estado; dedicado al cultivo de las bellas letras nos dejó para muestra de su valer, una obra poética titulada: «Esfera Española y Zona Filípica de los Reinos, provincias E islas que de un polo a otro están sujetas a España». Esta obra la menciona Nicolás Antonio con referencia a Antonio León y a D. Tomás Tamayo que había visto el volumen.
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